¡Hola qué tal!
Esta receta viene a sustituir una entrada anterior (aquí) que debería eliminar porque como de todo se aprende y aprender es crecer y más sabe el diablo por viejo que por diablo… pues eso 🙂 El caso es que tuve la osadía de hacerme el papillote con papel de aluminio ¡graso error! Siendo fiel a mi verdad y volviendo a la flexibildad de mi ser (como confesar que hoy me he comido un trozo de bizcocho con chocolate con su leche, su azúcar y su grasa tras… #cumpleañosfelizquenopuedesescaquear) diría que no pasa nada si un día lo haces así… pero que tampoco cuesta tanto evitarlo y sustutirlo por papel de horno, ¿a qué no? Pues ea, fuera el papel de aluminio para cocinar.
También viene a incorporar un ingrediente muy saludable y acertado en la cocina, por su exótico sabor y su originalidad en diferentes combinaciones: el ajo negro. El ajo negro es un alimento fermentado y como tal es un probiótico excelente (estoy leyendo y aprendiendo mucho sobre los pro y pre bióticos, imprescindbles para la salud de nuestra flora intestinal), sin dejar de aportar las excelentes propiedades del ajo (antiinflamatorio, antioxidante, antiséptico, …) y eliminando su fuerte sabor (el ajo negro es más bien dulzón) Es mucho más interesante tomarlo crudo que cocinado, ya que así mantiene todas sus propiedades. Yo lo suelo echar en las tostadas, ensalada, pasta, … pero esta salsa me ha quedado deliciosa y es tremendamente sencilla de preparar.
Hoy he leído un artículo en La Vanguardia que viene a recordarnos el peligro de la comida «basura» (http://www.lavanguardia.com/vida/20160601/402196738056/entrevista-michael-moss-comida-basura.html); estamos intentando eliminar el azúcar de nuestra vida y resulta que cualquier salsa comprada tiene más contenido en azúcar que la que podamos tomar nosotros en un cortado 🙁 A mí nunca me han hecho mucha gracia las salsas de bote, me saben todas a algo industrial que no sé relacionar con ningún alimento real. Además, creo que cuesta muy poco preparar un buen aderezzo tú mismo, en casa, conociendo todo lo que le pones. Se trata de mezclar ingredientes que te gusten y ¡volià! Siempre siempre te quedará rica; mientras se cocina el plato principal puedes hacer la salsa y el resultado no tiene nada que ver con un preparado industrial que vete tú a saber qué lleva. Manos a la obra y échale TU salsa a la vida 😉
Y sin más dilación aquí tenéis la preparación… ¡está riquísimo y es facilísimo!
INGREDIENTES:
- Bacalao fresco (en su punto de sal)
- Verduras: las que quieras (calabaza, puerro, pimiento y calabacín)
- Pimienta negra y AOVE
- Papel de horno
- Para la salsa: romero fresco (el mío recién cogido de mi vergel), 2 ó 3 dientes de ajo negro y AOVE
ELABORACIÓN:
- Preparar la vaporera (yo lo hice con la Thermomix: 1 L de agua, Varoma, Vel1, 10min)
- Pelar y lavar bien las verduras. Cortar a tiras finas (en juliana) Aderezar con pimienta y AOVE
- Montar paquetitos con un trozo del pescado y las verduras. Cerrar bien el paquete para que se cocine al vapor guardando el sabor de todos sus ingredientes
- Poner al vapor y dejar unos 20 minutos (puedes abrir el paquete para ver cuándo estará listo, dependerá un poco del tamaño del trozo de pescado) Que quede bien jugoso y las verduras un poco al dente
- Preparar mientras la salsa: triturar el romero con el ajo negro y el AOVE (turmix y listo)
- Para servirlo, desmonta los paquetitos y ponlos en un plato. Aliña el bacalao con la salsa y ¡ale! ¡A disfrutar!
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