¡Hola! Esta pasada semana se ha celebrado en Barcelona la 23ª edición de la Feria de Productos Ecológicos y Consumo Responsable, Biocultura 2016. Tuve la gran suerte de poder asistir el Domingo, último día, porque una chica preciosa me regaló sus entradas sin conocerla de absolutamente nada… ¡GRACIAS ALBA! Es lo que tiene el Universo 🙂 Y cuando digo que tuve suerte no fue sólo porque Alba me cedió su entrada, si no porque sin ella hubiera sido casi imposible acceder al recinto y tendría que haberme dado la vuelta… con el rabo entre las piernas y el cuerpo calaito de LLUVIA. El recinto estaba desbordado de gente y a las 12:30h cerraron los accesos y las taquillas, se había llegado al aforo máximo y superarlo suponía un riesgo para los asistentes (y ponía en apuros próximas ediciones de Biocultura) – por cierto, he de decir que a pesar de la lluvia, el viento y el frío, nuestra espera no fue nada comparado con lo que pasaron los pobres organizadores, que no hacían más que gritarle a la gente que por favor no se colaran y que por favor tuvieran paciencia… que nadie quería poner en riesgo su vida o la feria por permitir exceder el aforo del recinto… mi «atonitismo» llegó al escuchar como había gente que les gritaba a los pobres chicos que qué más daba… si llega a pasar algo supongo que habrían sido los primeros en ir a sacar tajada a los juzgados por irresponsabilidad extrema del Biocultura… en fin…la paradoja del ser humano – El caso es que finalmente pudimos entrar y disfrutar de los cientos de expositores organizados a lo ancho y largo del Palau Sant Jordi. El espacio estaba distribuido en 6 grandes grupos: Alimentación (el más grande), Salud y Terapias, Moda sostenible, Cosmética, Bioconstrucción y Artesanías. A pesar de que todos ellos eran super interesantes, nosotras sólo teníamos 1 día y queríamos aprovecharlo bien… así que dedicamos la mayor parte del tiempo a nuestra debilidad: la alimentación. Me lo pasé genial y probé mogollón de cosas (gracias a la culebrilla de mi prima que no sé cómo pero conseguía degustaciones de todos los expositores… nos pusimos finas de chocolate 🙂 ) Yo soy de fácil ILUSIÓN pero ese día estaba realmente emocionada; el espacio estaba lleno de emprendedores que presentaban con entusiasmo sus novedades y algunas eran realmente atractivas. A pesar de ser un negocio (sí, sí, no había nada gratis… welcome to the real world) el objetivo de esta feria es también divulgar conocimiento y desde esa perspectiva me llené el bolso de cositas nuevas que quiero empezar a probar. En los próximos días espero encontrar el momento de explicaros cómo introduzco novedades a mi dieta y mi cuidado personal…. sin estrés 😉
- Mi adquisición estrella fue ¡el «Germinapower»! (en realidad se llama germinador pero no me digáis que no tiene más «flow» dotándolo de super-poderes 🙂 ) Es el botecito con tapón verde que me va a dar mis propios brotes (de momento haré de alfalfa y de lentejas) porque me encantan y porque son super nutritivos (a la par que super caros…. motivo por el cual he decidido hacerlos yo misma) En cuanto tenga resultados os explico cómo hacerlos y cómo de ricos quedan
- Espirulina en tabletas: esto es un aviso desde ya: si te da por comprarte espirulina porque has oído que es un «super-alimento» ojito por favor… ¡en polvo sabe a comida de tortugas! Bueno, me atrevería decir que parece que le estás chupando el mismísimo caparazón. También escribiré sobre el tema en cuantico las pruebe en tabletas porque a mí me habría encantado que alguien me dijera la verdad verdadera sobre el sabor de esta alga.
- Matcha: es un té pero que no excita, aporta energía y despierta la mente, a la par que relaja y disminuye la ansiedad, ¿pinta bien, eh?
- Kéfir de leche de cabra: no tomo leche pero sí me gusta comer un yogur por la noche con mis semillas de lino y un poco de canela… mmmm… sin embargo prefería pasarme a la cabra, algo que me cuesta mucho porque no me gusta nada su sabor. Con el kéfir de cabra consigo dos cosas: cambiar la vaca por la cabra sin notar el sabor (ya que en el kéfir es muuuuuuucho más suave) e incorporar el kéfir, un probiótico que cuida de nuestra flora intestinal
- Teff: es un cereal sin gluten y que se está empezando a cultivar en España (crece muy bien en climas secos y áridos y no necesitan cuidados químicos por ser muy resistente a plagas y enfermedades) Ya tenemos otra opción para evitar el gluten 🙂
Una vez visitados los comercios decidimos participar en una de las cientos de conferencias que se daban en la feria. Escogimos una que hablaba sobre los «Anti-nutrientes»; hacía tiempo había leído sobre un hecho realmente sorprendente: cada vez comemos mejor y sin embargo presentamos más carencias nutricionales (en países desarrollados hay más casos de osteoporosis, por ejemplo, que en países tercermundistas) Una de las causas parece estar en esos «anti-nutrientes» que consumimos y que no permiten que absorbamos los nutrientes de los alimentos. Hasta ahí, todo me parece lógico. Sin embargo cuando llevaba 10 minutos en la conferencia entré en estado de shock… De repente el tomate sólo se puede comer en Agosto y muy poco, la verdura siempre cocinada (incluso en olla exprés) y tirando el agua de la cocción, el trigo, aunque tiene mucho gluten, se puede consumir en forma de seitán (que es un producto procesado), … ¡madre mía qué follón! Con una gran confusión «en to lo alto» se me ocurrió preguntar cómo era posible que a 10 metros se nos estuvieran explicando las maravillas de los zumos verdes (en donde consumimos vegetales crudos) y en esta conferencia nos expusiera que las verduras sin cocinar (y mucho) son tóxicas. La respuesta que obtuve: lo de los zumos es una moda que han sacado los vendedores de las maquinitas (extractores, licuadoras) 🙁 Me hice pequeña como una hormiga… me quería ir de la sala… ¡no entendía nada! Como sabéis y siempre he expuesto, no soy ninguna experta en nutrición, sólo pretendo aprender para cuidarme y sentirme FELIZ por los resultados que obtengo en mi salud. Así que cuando recibo inputs tan diferentes no hago si no agobiarme y pensar que quizás sí, todo esto se trate de una moda para vender unos productos por encima de otros ahora que interesa… pero como hoy ya no es ayer y soy de tendencia asquerosamente positiva, he intentado obtener algo interesante de todo esto. He aquí lo que sí he aprendido:
- «Anti-nutrientes» en los que todos parecen estar de acuerdo:
- El gluten: produce inflamación en el cuerpo y no permite asimilar los nutrientes de forma correcta. Si además no se hierve (pasta) si no que se hornea (pan) la asimilación se hace todavía más complicada. Así que los cereales sin gluten 🙂
- La lactosa y la caseína: a partir de los 4 años dejamos de tener lactasa que es la enzima que digiere la lactosa. Por ese motivo son muchas las personas con intolerancia (más o menos pronunciada) a la lactosa. La caseína es la proteína de la leche y provoca una elevación del crecimiento celular (descontrolado) y con ello el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Elimina la lactosa y evita lo que puedas la proteína de la leche
- Otros aspectos lógicos:
- Consumir fruta y verdura de temporada: por ejemplo, los tomates. Los criados en invernaderos y no expuestos al sol tendrán una mayor concentración de oxalatos (que evitan la absorción de algunos minerales) que los cultivados al SOL (ya que éste naturalmente reduce la cantidad de oxalatos) ¿Qué hacían nuestras abuelas? Comían tomates en verano y los conservaban para el resto del año al baño maría… lo natural
- Remojar las legumbres (tirando el agua un par de veces) y cocinarlas a fuego lento: como se han preparado toda la vida, con ello aumentamos su digestabilidad
- Puntos más conflictivos:
- Consumo de verduras «crudas» En una gran parte de la bibliografía se habla de la importancia de consumir frutas y verduras frescas y crudas para introducir en nuestro organismo el mayor número de enzimas posibles (hace un tiempo escribí sobre eso, click aquí) Sin embargo, en la dieta macrobiótica se limita el consumo de crudos y se plantea cocinarlos por encima de 100ºC. Mi opción: consumir crudos y cocinados, alternando y observando cómo me sientan a mí 🙂
Y hasta aquí una intensa e interesante, a la par que divertida, jornada en el Biocultura 2016. El próximo año espero que el espacio se adecue un poco más y podamos asistir en más conferencias, showcooking, … y seguir aprendiendo (poco a poco y sin estrés)
¡Un abrazo grandote!
Como siempre…super interesante leerte!!
me ha interesado mucho lo del te Matcha. me lo explicas el viernes? kiero empezar a tomarlo.
un besito muakisssss
Muuchas gracias Mayka! Te dejo un enlace con información resumida pero más ampliada de las 2 cosillas que yo he puesto del Té Matcha, a ver si te animas a probarlo y lo introducimos como un excelente sustito del café 😉 El finde lo comentamos. Un besito! http://www.natursan.net/te-verde-matcha-que-es-beneficios-y-propiedades/
Ya…es muy complicado el asunto…mucha información contradictoria…Hace años sí fui a una charla en la que proponían un poco lo que dices, decían que en cada lugar y estación crecen los alimentos que deberíamos comer, y que responden a las necesidades nutricionales de cada estación (lo relacionaban la alimentación espacio temporalmente, en cada zona y en un determinado espacio de tiempo crece lo que es bueno para ti en ese momento).. De este modo en invierno, por ejemplo, deberíamos tomar calabazas, castañas, en verano tomates, sandía, etc…. Para mí sí tiene cierto sentido, me lo creo, y aunque no lo hago a rajatabla ni mucho menos, sí que intento que un porcentaje amplio corresponda más con los productos supuestamente «de temporada». Yo también estoy con la leche de cabra, pero el yogur no me desagrada, aunque lo tomo solo de vez en cuando, y también con mi lino… 🙂 . Con lo de los zumos…supongo que sí será un poco moda, pero no sé, yo procuro añadirles mucha agua, que vayan ligeritos, y sinceramente, mi sensación al tomarlos es como de «me estoy limpiando», Además, como los suelo tomar de merienda, en realidad hacen que lo reemplace por una merienda más sólida, que en mi caso me vienen muy bien porque tengo una tendencia bastante grave a no beber agua, me cuesta bastante pasar del litro diario. Con respecto al tema de los alimentos crudos, la verdad es que lo que tu dices, a veces no sabes a qué atender….pero en mi experiencia personal, siento las digestiones menos pesadas si en una comida van sobre todo alimentos crudos, y las personas de mi alrededor que son vegetarianas o veganas (y que se alimentan por ello en buena medida de ellos) la verdad es que tienen un aspecto impecable, todas ellas parecen mucho más jóvenes, la verdad, así que no creo que sean tan perjudiciales…Otra cosa que quería comentarte, que no viene mucho a cuento, pero que me pareció curiosa es que un amigo anestesista de mi padre, le comentó, que ahora, con tanta «mierda» que comemos, las reacciones de las anestesias son mucho más imprevisibles que antes, Digamos que de alguna manera, tenemos tanta «metralla» que nos introducen sobre todo a través de la alimentación y «veneno» en el cuerpo que nuestro organismo es mucho más inestable. También le comentó creo que este mismo hombre, que ahora, que tenemos mucha más abundancia que antes, el cuerpo ha empezado a diferenciar peor las sensaciones de hambre y sed. Como casi todos los alimentos tienen en su composición una parte de agua (unos menos que otros..) muchas veces comemos cuando en realidad tenemos sed. Tenemos una sensación poco específica, que catalogamos como hambre, pero que en realidad, en muchos casos solo es necesidad de agua…no sé, me pareció interesante, aunque no sé cuanto de cierto hay en todo ello. Que envidia de feria! Te envío un abrazo, voy a consultarte un tema pero ya por privado.
¡Muchas gracias Elena! Coincido contigo en todo, la verdad! La cuestión es la lógica y lo que a cada uno le sienta bien. Creo que hay aspectos comunes, demostrados científicamente y por ello aplicables a todos… el resto, es un tema de adaptación de cada individuo. Las frutas y verduras de proximidad y temporada, los productos de cultivo (y crianza) ecológicos, … por narices deben ser mejores que los que crecen en invernaderos con pesticidas y otras maravillas. Me ha parecido muy interesante eso de confundir las sensaciones del hambre y la sed, y creo que también tiene un poco que ver con el «mindfulness» en la comida… engullimos mientras vemos el móvil o la tele… así parece casi imposible ser conscientes de lo que necesitamos y lo que tragamos, ¿no? ¡Ah! El puestecillo de «Hifas da terra» en la Feria estaba genial 😉
Muy interesante Raquel…Yo creo que como detrás de todo siempre está el interés comercial…hay que ser siempre un poco escéptica con la información, a menos que esté suficientemente corroborada.
No creo que sea cierto lo de la lactasa, pues si fuese así, no podríamos digerir casi ninguno la leche y a la mayoría de la gente le sienta estupendamente…Lo voy a consultar.
Respecto a lo de cocinadas o crudas…a mi siempre me surgen dudas, por una parte cocinadas se pierden muchas propiedades, pero por otra, tanto zumo crudo, si no es ecológico…no sabes lo que puedes estar comiendo…
Yo me quedo con coger un poquito de cada cosa y tomar un poco de cada..
Besos primori
Muchísimas gracias Cáliz!!! Me encantaría que investigaras el tema de la lactasa y lo compartieras conmigo, la verdad es que encuentro muchas referencias bibliográficas al respecto de su desaparición (o reducción) cuando crecemos, pero también es cierto que yo tomaba leche de vaca con lactosa hasta que empecé con la quimio y nunca me había sentado mal. Sin embargo, eso no significa que la estuviera tolerando bien… el caso es que me surgen mil dudas pero lejos de desesperarme me intereso por leer y aprender más sobre el tema, so… thank you very much 😉 Y comparto tu conclusión final: en la variedad está el gusto y seguro que la salud! Un beso fuerte… hoy necesitamos ese abrazo linfoguerrera.
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